¿Qué aislante térmico elegir?

Aislar térmicamente una vivienda, una buhardilla o incluso todo un edificio, puede ser muy sencillo. Para ello, aparte de conocer los materiales que existen en el mercado (aislantes reflexivos, poliuretano, lanas, poliestireno, etc.), debemos aclarar las siguientes necesidades: 

¿Qué debo tener en cuenta antes de elegir un aislante térmico?  

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1. El área geográfica en la que me encuentro 

• En zonas con mayor humedad, se recomienda aislar las viviendas con aislantes térmicos reflexivos, el poliestireno extruido (XPS) o la espuma de poliuretano porque son materiales que no absorben la humedad, es decir, son impermeables. 

• En zonas de contraste, con mucho calor en verano y mucho frío en invierno, se recomiendan los aislantes térmicos reflexivos y la espuma de poliuretano porque su resistencia térmica es de las más elevadas.  

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2. El ahorro energético y la mejor aclimatación

El objetivo principal de colocar un aislante térmico es el de mejorar la aclimatación de un habitáculo para conservar una temperatura ambiente correcta y confortable.  

El aislamiento térmico de una vivienda se logra frenando las distintas transferencias de calor:  

• Conducción: Transmisión de calor por contacto directo entre dos puntos de un cuerpo o varios cuerpos con una temperatura diferente. Para parar la conducción necesitamos interponer un material no conductor térmico y resistente a las altas temperaturas, como el aislante térmico. 

• Convección: Transmisión de calor en la que interviene un fluido líquido o gaseoso. El vapor de aire absorbe la energía térmica y la transporta por más zonas. Para frenar la conducción debemos interponer una barrera de vapor bien sellada por todos lados para que aire no tenga acceso. Es decir, cuanto más impermeable sea un aislante, más frenará la humedad.  

• Radiación: Transmisión de calor en que se intercambia la energía de dos cuerpos separados entre sí por medio de ondas electromagnéticas. Para frenar la radiación necesitamos materiales como el poliéster armado, una fibra de vidrio que refleja la radiación y se encuentra únicamente entre las capas de un aislante térmico reflexivo.  

Los aislantes tradicionales (lanas, EPS, XPS) se centran en evitar la transferencia de calor por conducción y convección. Sin embargo, los aislantes térmicos reflexivos, además lo hacen mediante la radiación, por lo que impiden las 3 transmisiones en un solo aislante.  

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✅ Por ejemplo, nuestros aislantes térmicos son reflexivos y capaces de inhibir un 95% del calor por radiación, eso significa que son capaces de evitar que el calor entre o salga del habitáculo casi al 100%.  

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De este modo, instalando aislantes térmicos reflexivos podemos mantener un clima agradable en el interior de las viviendas tanto en cualquier época del año:  

❄ En invierno ahorramos en calefacción: los aislantes reflexivos se encargan de conservar la energía generada en el interior de la vivienda y de evitar que el frío exterior entre. 

☀ En verano ahorramos en aire acondicionado: los aislantes reflexivos impiden que el calor exterior penetre hacia la vivienda y que la buena temperatura del interior se escape hacia fuera.  

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3. La resistencia térmica 

La resistencia térmica representa la capacidad de un material para oponerse al flujo de calor. Eso significa que cuanta mayor resistencia tenga un aislante, mejor se protegerá la vivienda de las altas temperaturas en verano. Y mejor almacenará el calor generado dentro en invierno.  

Para saber cómo se calcula la resistencia térmica de un aislante, entra aquí. 

Observa la diferencia entre los aislantes:

¿Existen aislantes que sean térmicos y acústicos a la vez?  

¡Sí! Esa es la mejor característica de nuestros aislantes termo-acústicos reflexivos, que aparte de aislar del frío y del calor, también reducen el ruido. ¡Ya puedes olvidarte de escuchar a tus vecinos! 

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4. El ahorro del espacio 

Cuánto más fino sea el aislante térmico, menos espacio ocupará y más metros habitables quedarán.  

Observa la diferencia de espesor entre los aislantes que existen actualmente: 

En la siguiente tabla se calcula el grosor necesario que debe tener un aislante convencional para obtener la misma resistencia térmica que nuestros aislantes térmicos reflexivos, contando siempre en el grosor con los 4 cm de cámara de aire necesarios (2 cm por encima del aislante + 2 cm por debajo): 

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5. La resistencia al agua y la condensación

Con la llegada del invierno y el uso de la calefacción, muchos aislantes como la lana de vidrio o el poliestireno extruido (XPS) no protegen del vapor y la humedad, provocando condensaciones en el ambiente. Por eso debemos tener en cuenta la zona en que se encuentra el habitáculo y escoger un aislante térmico más o menos impermeable.  

Gracias a la impermeabilidad de los aislantes térmicos reflexivos, evitan que traspase cualquier tipo de fluidos y, por lo tanto, la aparición de bacterias y hongos en la estructura. 

Por otro lado, debemos recordar que las fibras naturales como el lino o la lana de oveja son susceptibles a atraer ácaros.  

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6. Cómo se comporta el aislante ante el fuego 

Aislantes como la lana de roca, la de vidrio o la de mineral son muy resistentes al fuego. Y los aislantes térmicos reflexivos son ignífugos. En cambio, el poliestireno extruido (XPS), la espuma de poliuretano y la celulosa prenden fácilmente.

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7. La durabilidad del aislante

La durabilidad del aislante depende de varios factores como la humedad, pero especialmente depende de si están bien instalados entre las capas de la estructura.  

Por ejemplo, los aislantes de masa como las lanas se pueden ver afectados por la humedad y su efectividad puede durar menos años. En cambio, un aislante térmico diseñado a partir de capas de aluminio y plásticos, materiales que llegan a durar hasta 50 años intactos, nos hace pensar que pueden tener una vida útil mayor. Este último caso es el de los aislantes térmicos reflexivos, un material innovador del cual todavía no existen datos exactos acerca de su durabilidad.  

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8. La instalación del aislante 

Si quieres instalar un aislante pesado como la lana de vidrio o la espuma de poliuretano que es muy difícil de colocar, posiblemente necesites a un especialista. Si se trata de un aislante ligero, flexible, manipulable y fácil de colocar como nuestros aislantes térmicos reflexivos, seguramente puedas colocarlo tú mismo ahorrándote los costes de instalación.  

Ahora que ya sabes qué aislante térmico elegir, ¿te quedas con uno tradicional o apuestas por los innovadores aislantes termo-acústicos reflexivos?. 

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